8/06/2012

Ya no sé cómo controlarlo… Tiene dos planas de anotaciones negativas en el colegio…Constantemente me llama la profesora… No se queda quieto ni un minuto… No se concentra… Ha bajado las notas… Estas son las frecuentes quejas de los padres de niños que presentan este síndrome, el Déficit Atencional (SDA) o Trastorno por Déficit Atencional. ATENCIÓN A ESTA INFORMACIÓN, DURANTE LA SEMANA LES ENTREGAREMOS ALGUNAS PAUTAS PARA SABER QUE HACER Y COMO GUIARLES (II PARTE)


El SDA puede diagnosticarse sin hiperactividad y con predominio de falta de atención o de impulsividad

La falta de atención puede evidenciarse porque los niños/as parece que no escucharan cuando les hablan, se equivocan de manera reiterada, les resulta complicado seguir instrucciones, pierden todo, les cuesta organizarse y son en general descuidados. Además, ante cualquier estímulo, por pequeño que sea, se distraen.

La
 hiperactividad es fácil de determinar y a menudo es lo primero que motiva la consulta a especialista, los niños/as presentan muchísima dificultad para permanecer sentados, constantemente mueven las manos y/o los pies, corren, saltan sin control, exponiéndose a veces a situaciones peligrosas y siendo “accidentógenos” por naturaleza. Por lo mismo son pequeños que ya en su corta vida, han presentado algún hueso roto o algunos puntos en su cuerpo para reparar algún corte o herida profunda; así mismo los moretones son habituales.

La
 impulsividad puede comprobarse ya que estos niños/as hablan antes de pensar, es decir, no esperan a que la profesora termine de preguntar y ya están respondiendo, interrumpen, hablan más de la cuenta y hay muchísima dificultad en esperar por su turno.
Si comparamos a los niños/as afectados con SDA respecto a aquellos sin el problema y de la misma edad, a menudo los primeros presentan dificultades en poner atención para seguir instrucciones, pierden más sus cosas, olvidan sus tareas, les cuesta estar tranquilos en su puesto de trabajo y seguir instrucciones. Esto no es por ser “desordenados” sino porque al no prestar atención no pueden seguir las indicaciones entregadas. Les resulta en extremo complicado atender dos estímulos a la vez, por lo mismo para ellos es difícil escribir y atender al profesor.
Aunque en ocasiones pueden poner atención, necesitan de muchísima más motivación y de recompensas frecuentes frente a tareas de corto plazo, las de largo plazo son prácticamente imposibles de poder planificar.

Dado lo anterior, el SDA puede verse acompañado de otras consecuencias para los niños/as, como
baja autoestima, poca tolerancia a la frustración, bajo o irregular rendimiento escolar, trastornos conductuales, agresividad, hacerse el “payaso”, etc. Esto evidentemente genera en el medio retos y correcciones constantes que hacen al niño percibir un mundo en el cual “siempre es retado, corregido y siempre se equivoca”, generando así un círculo vicioso el cual es muy difícil de romper.

¿QUÉ DEBEMOS HACER FRENTE A ESTE PROBLEMA?

1. Informarse respecto del tema: es imperioso que los padres sepan en qué consiste el Trastorno por Déficit Atencional para así comprender las conductas de los niños/as, y sobre todo entender cómo se sienten los pequeños frente al mundo y sus exigencias.

2. Acoger a los niños: no siempre se portan mal porque quieren, muchas veces sus conductas son absolutamente involuntarias y por lo mismo el reto y castigo no siempre está bien aplicado. Es más efectivo centrarse en lo que deberían hacer más que en lo que NO deberían hacer. Guiarlos con amor siempre tendrá mejores resultados, recordando que ellos necesitan más refuerzos que otros niños. También es importante explicarles a los hermanos dicha situación, ya que así evitamos el rechazo y el reclamo de parte de los otros miembros de la familia.

3. Hacerles atractivos los deberes escolares y controlar los tiempos: cuando se trate de materias escolares, es importante hacérselas atractivas, interesantes y ojalá lúdicas. Esto se refiere a que la utilización de material atrayente llamará la atención y los motivará a atender. No es recomendable hacerlos estudiar más de 15 a 20 minutos seguidos; se requiere un recreo entre medio para que cuando retomen la tarea lo hagan más concentrados. Este tiempo irá variando gradualmente hasta lograr períodos más largos de concentración. Recuerde que el lugar para estudiar debiera ser lo más libre de estímulos posibles, como TV, radio, pósters, etc. Silencio y buena luz son indicados. Es recomendable, también, preparar con antelación su escritorio, vale decir, antes de empezar a estudiar es ideal tenerle todo el material que necesitará. De esta forma evitaremos que deba pararse a buscar algo. Ojalá el tiempo de estudio comience una vez que haya descansado un rato luego del colegio, se haya alimentado y su vestimenta sea cómoda y ligera.

4. Determinar horarios: es recomendable hacerles “en grande y con colores” un horario y en éste incluir TODAS las actividades diarias con su hora específica, hasta aquellas como ver TV y jugar. Darle horarios les irá enseñando gradualmente a planificarse, cosa que es muy difícil en estos niños. Nunca le haga las tareas y si cometen errores es bueno dejarlos y guiarlos para que se den cuenta solos. Se aprende más de los errores que de los aciertos.

5. Ofrecer calor hogareño: es fundamental demostrarles cariño constantemente a través de caricias físicas, besos, juegos para mejorar su autoestima. Pedirle que escoja alguna actividad doméstica la que será SU responsabilidad y que deberá cumplirla. Por ejemplo, sacar la basura, pasear a su perrito, levantar la mesa, etc. Él o ella deben sentirse útiles y colaboradores en el sistema familiar, aunque reclamen.

6. Determinar las  reglas claras: desde el principio y como consecuencia en la aplicación de premios y castigos, las reglas fortalecerán la seguridad en el niño /a y a la larga favorecerán el trabajo en un niño con SDA.
Por último, el SDA es un diagnóstico realizado por un especialista y su tratamiento consiste en la farmacoterápia indicada por el siquiatra infantil o neurólogo y hoy en día se trabaja con Terapias Naturales. Todos estos tratamientos, bien controlados, asegurarán el éxito.
Aun cuando este problema no es menor, en términos de que es necesario tener dedicación especial y debe afrontarse desde todo el sistema familiar, es importante mencionar que NO es una enfermedad y por lo tanto los niños “no tendrán que tomarse los remedios para mejorarse”. El enfrentar el síndrome desde esa mirada generará una estigmatización en el niño/a, lo que incidirá directamente en la merma de su autoestima.

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